siempre me han encantado los libros que se llaman "nosequé o la historia de nosequé nosecuantos". así que me alegra poder nombrar este post siguiendo esa estructura.
hemos ido a ikea tres veces en las últimas dos semanas. cada vez hemos salido cargados de estanterías, mesas, sillas, colchones, listas de cosas por comprar en internet, niña llorando, padre cansado, madre histérica, cebolla frita. típico ikea.
pero el otro día yo ya no pude más. os juro que el hecho de elegir el color de la cortina del baño pudo conmigo. nos hacemos los fuertes y hemos hecho un montón de cosas solos este mes, pero hay veces que nos vendría bien que nos echaran una mano. echamos de menos tener a la familia cerca, para estar con ellos y por la ayuda que brindan.
así que después de intentar elegir si nos llevábamos la cortina de puntitos o la de rayas, que la pobre leah tuviera un accidente con el pañal en su carro nuevo y que las cosas se nos rebosaran de las bolsas amarillas le dije a markus: creo que voy a llorar.
él mantuvo la calma, me dijo que me saliera, me fui al baño a cambiar a leah y cuando volvimos decidí comprarle una pelota de peluche. he descubierto que lo mejor en los momentos de picos de estrés es hacer algo bueno por alguien. leah se puso a reír como una loca con la pelota y consiguió que todo lo malo se me fuera de la cabeza.
moraleja: si estás mal, prueba a hacer algo bueno por otra persona. el chute de buena energía puede darte el equilibrio momentáneo que necesitas para recomponerte.
a mí al menos me funcionó. eso sí, no quiero volver a poner un pie en ikea en seis meses por lo menos.
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